La Humildad
Miguel de Cervantes decía. "La humildad es la base y fundamento de todas las virtudes, y sin ella no hay alguna que lo sea." Las Virtudes que conozco y que han llegado a mí a través de los WingMakers, son seis: agradecimiento, compasión, perdón, entendimiento, valor y humildad, todas juntas nos recuerdan nuestro Origen, Amor Puro. Aparentemente trabajan separadamente pero en realidad nunca lo hacen. El Amor Puro no se divide, se expande, se abre como una flor. La virtud de la humildad sería la parte central de la flor y sus suaves cinco pétalos las restantes cinco virtudes.
Vivimos separados del Amor. Dios no está Presente en todo momento en nuestros pensamientos porque no nos creemos dignos de su Presencia, nuestra vergüenza es tan grande que preferimos pensar en Él cuando es totalmente necesario, sin darnos cuenta de que lo que estamos haciendo es apartarlo de nuestra vida y al apartarlo apartamos al Amor. Hemos elegido como substituto al ego, y con él creemos vivir pero en realidad no vivimos, creemos decidir pero en realidad no decidimos. La Vida Es Amor en todas sus facetas, es Alegría, es completa Dicha. Las Seis Virtudes son la ayuda que Dios nos ha dado para volver a unirnos al Amor, y cuando las aplicamos estamos viviendo según las Leyes que Él ha marcado y no según las leyes del mundo, las del ego.
La humildad, es la expresión de lo que en verdad Somos, es el simple reconocimiento de nuestra verdadera Identidad, no es modestia porque no te consideras menos que nadie, ni tampoco piensas que eres más que nadie. No es aceptar tus debilidades, porque sabes que no eres débil, no eres tampoco sumiso porque sabes que ser sumiso es reconocerte inferior a alguien, la única autoridad a la que ofreces sumisión es a Dios, tu Creador, todo lo demás es tu propio Ser, igual a ti, por lo que no tiene sentido someterte a ti mismo, simplemente te aceptas, te respetas, eres bondadoso contigo mismo.
Cada día acompaño a una hermosa señora de 94 años que ya no puede caminar sola sin tropezar. Me coloco a su lado pacientemente y la sujeto en cada uno de sus tropiezos. La ayudo en lo que ella más me necesita y en lo demás dejo que haga lo que ella quiera. No se encontraba así hace menos de dos semanas, pero tras una fuerte caída no se siente tan segura como antes.
Cuando te identificas con el cuerpo que crees tener, te creas unas barreras que tan solo son mentales pero que, para uno, parecen muy reales y te inmovilizan impidiéndote hacer lo que en verdad te gustaría hacer. Por eso hay personas de edad muy avanzada que aún corren, van en bicicleta y disfrutan de la vida como si fueran jóvenes y hay otras que se pasan el día en una silla esperando a que llegue la hora de abandonar el cuerpo. Yo estoy con una de ellas y la virtud de la humildad me está enseñando a comprender esa parte de mi que se resiste a avanzar y prefiere quedarse esperando un cambio cuando el cambio que se debe realizar está en mi interior. Ella me está mostrando lo que no quiero ver en mi, solo representa este papel para mi, como también representa otro bien distinto para su hijo, la finalidad siempre es la misma: que recordemos que Somos un mismo Ser.
Me ayuda el comprender que todo está en mi mente, todo lo que percibo y me altera en alguna medida, ya sea una simple irritación o un fuerte enfado, es un aviso para que recuerde que eso que estoy percibiendo está en mi mente. Si rechazo lo que estoy percibiendo me estoy diciendo que eso no es mío sino de la otra persona y eso no es ser realmente humilde sino todo lo contrario, estoy actuando como si creyera ser superior a la otra persona. Si me someto a lo que estoy percibiendo o no creo merecer más de lo que estoy percibiendo, sucede lo mismo, me estoy diciendo que soy menos que lo que estoy percibiendo. Sigo mostrando una falsa humildad, en la que niego mi verdadera Identidad. En ambos casos estoy decidiendo por mí misma, es decir, con el ego. Mi verdadera Identidad simplemente suelta todo y deja que sea el Amor, lo que en verdad Soy, quien decida. La actitud correcta, por tanto, es la de la aceptación, aceptas lo que estás percibiendo sin juzgarlo, aceptas que no sabes por qué estás percibiendo lo que estás percibiendo con la confianza plena en el Ser que en verdad Eres. Él sí sabe qué estás percibiendo y no tú. Cuando acepto todo lo que experimento en este mundo ilusorio lo acepto porque sé que lo que realmente está ahí es la grandeza de mi Ser. Él sabe, Él comprende y no yo, dejo que se haga Su Voluntad y no la mía. Esto es ser verdaderamente humilde, al reconocer la grandeza de tu Ser reconoces también su Inocencia, no puede ser nada de lo que el ego dice que es y por lo tanto lo que te dice tu Ser es lo único verdadero, hacer Su Voluntad es tu liberación.
En el caso de esta hermosa señora, practico constantemente, cada momento es una oportunidad para soltar, aceptar y dejar que se haga Su Voluntad, mi única tarea es tratarme con Amor y Bondad, y por lo tanto tratar con Amor y Bondad a esta hermosa señora que me muestra a cada instante su grandeza y su Inocencia, recordándome que eso es lo que Soy. Lo demás, las ilusiones que mi cuerpo percibe, lo dejo en manos de Aquel que sabe qué es lo mejor para todos, Él las corrige amorosamente mostrándome la Luz de la que en verdad provengo.
Más reconoces tu propio esplendor y más comprendes que la humildad sólo tiene sentido en este mundo, el mundo del ego donde él decide, donde él cree tener todas las respuestas. En tu verdadera Realidad sabes y te comportas como en verdad Eres, no hay dudas de ningún tipo, haces tu Voluntad, la misma que la de tu Creador. Solo cuando no sabes Quién Eres necesitas escuchar Su Voz y seguirla totalmente, pero cuando sí sabes, comprendes que Su Voz siempre fue la Tuya.
Comentarios
Publicar un comentario